Aquel pequeño rayo de esperanza que, un día, dejaste caer sobre mi corazón… desapareció.
Ha sido extraño verte de nuevo, tanto tiempo después, y no sentir nada.
Por supuesto que, cuando pienso en ti –he de reconocer que bastante poco- , te recuerdo con cariño y te mantengo en un rinconcito de mi corazón
[Ese pequeño lugar que solo puedes ocupar tú]
Y soy feliz, me siento feliz cuando sé que tú estás bien, pero…
no sentí nada… ni bueno ni malo…
ni mucho ni poco…
… nada …
Es cierto que has significado mucho para mi
[tú lo sabes y yo lo sé]
me sacaste de aquel torbellino de ideas macabras y absurdas
me arrancaste todo el pesimismo, todo el dramatismo
pero…
nada.
No sabría decir si es bueno o malo…
si es triste o, por el contrario, debería ser motivo de alegría…
No es olvido. Pues una vez que te han marcado, la cicatriz permanecerá eternamente.
[En este caso una bonita cicatriz]
No es desinterés. Si te has preocupado, siempre te preocuparás.
[De una u otra manera, más directa o indirectamente…]
No es odio. Cuando has querido, odiar es casi imposible.
[El querer es inolvidable…]
Es simplemente que, una vez que alguien se ha cruzado en tu camino, comenzáis a andarlo conjuntamente. Dando apoyo, ayudando y guiando como se pueda. Pero, tras haber llegado al final del sendero… al encontrarte en esa encrucijada de caminos… no siempre se elige entre ambos… y los caminos se separan. A veces llegan a juntarse de nuevo, puede que solo momentáneamente, y… por supuesto que no es lo mismo que antes. No puede serlo, no camináis en el mismo sentido, pero… ¿qué más da? Lo realmente importante es el camino que sí habéis recorrido. Y que, pase lo que pase luego, aquello jamás podrá ser eliminado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario