sábado, 21 de agosto de 2010

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Hacía una noche suave, no se levantaba el aire y se podía respirar el olor a mar. Mucha gente no es capaz de apreciar ese olor tan peculiar que tienen las ciudades costeras, es una pena, porque realmente es agradable disfrutar de esos pequeños detalles. Es como cuando te vas a una ciudad del interior y solo hay contaminación, el aire está cargado y la suciedad atmosférica se te queda pegada, pero luego cuando regresas, es todo maravilloso, disfrutas como si fuese la primera vez que sientes la suave brisa costera, el dulce olor a mar y respiras una gran bocanada de aire limpio y puro. Si, adoro el mar, adoro vivir pegada a él, creo que jamás podría irme a una ciudad sin mar, me gustan los largos paseos por la playa, ver las olas constantemente jugando en la inmensidad… Lo adoro.

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