La música dejó de sonar en mi corazón. La maravillosa canción que me hacía despertar, moverme, ser yo misma... dejó de existir... en su lugar ahora solo queda la desesperación y los recuerdos que jamás podrán ser borrados (aquella suave melodía inspiradora)
Y es que ya no noto esa sensación vertiginosa, esas ansias de ir hacia lo desconocido, de seguir caminando, de avanzar a grandes zancadas hacia un paraíso utópico [e irreal]
Mi cuerpo no reacciona ante los estímulos que lo rodean, ya no quiere seguir el compás marcado, ese que siempre quiso seguir, ese que tanto le gustaba y por el que tanto había luchado.
Es cierto que hay desesperación en mi alma (por dejar desaparecer la melodía), pero también es cierto que es la desesperación más apacible, tranquila y reconfortante del universo...
¿Para qué seguir el ritmo marcado, cuando ahora sé que puedo crear nuevas [y más impresionantes, si es posible] melodías que ocupen, de nuevo, todo mi mundo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario