lunes, 25 de mayo de 2009

De repente me pongo a llorar. No, lo odio, odio este tipo de momentos en los que la angustia empieza a crecer dentro de mi sin ningún tipo de resistencia, se extiende por todo mi ser y, de nuevo, me vuelve a hundir en ese gran pozo de desesperación del que tanto me cuesta salir. Últimamente me pasa demasiado y ya no sé si lo que debería hacer es darle la espalda esperando a que desaparezca esa horrible sensación o dejarme arrastrar por ella hasta donde quiera que me lleve... Lo que tengo claro es que odio con todas mis fuerzas sentirme así, pero no puedo evitarlo... nada puede evitarlo... son las circunstancias las que lo provocan y contra eso, no hay remedio.

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